lunes, 12 de abril de 2010

Bdsm y post porno


Para entender el contexto social en que nace el postporno es necesario conocer el feminismo abolicionista que a mediados de los 70, con el colectivo Women Against Pornography a la cabeza, define la representación pornográfica como un lenguaje patriarcal que violenta el cuerpo de las mujeres y pide su censura en beneficio de la lucha contra la discriminación sexual y de género. Y también el discurso contrario que a principios de los 80 con Ellen Willis y su obra lidera el nuevo feminismo "pro-sex".
El término postporno fue inventado por el fotógrafo holandés Wink van Kempen en los 80 cuando en su trabajo mostró imágenes explícitas de genitales sin una finalidad masturbatoria sino crítica. Pero podemos declarar que oficialmente nació en Estados Unidos en la década de los noventa cuando Annie Sprinkle utilizó el término para presentar el espectáculo "El anuncio público del cuello de útero" en el que gracias a un especulum ginecológico los espectadores podían explorar el interior de su vagina. Con esta acción Sprinkle da al término una dimensión cultural y política más amplia ya que reduce al absurdo el imperativo de exposición máxima del sexo femenino que impone la pornografía tradicional. De ese modo Sprinkle nos sugiere que nos preguntemos por el sujeto y el objeto que esconden la pornografía.

Pero seguramente nos estaremos preguntando ¿qué relación tiene el movimiento que critica el abolicionismo del porno para dar rienda suelta a un nuevo porno más allá del concepto clásico de género y el Bdsm?

Pues la respuesta es sencilla el posporno aborda la sexualidad contemporánea en toda su amplitud y diversidad y desde una perspectiva política. Da cabida a las sexualidades alternativas, se sale de la industria y va más allá de los clichés que marcan las instituciones . En palabras de Beatriz Preciado "la sexopolítica es una de las formas dominantes de la acción biopolítica en el capitalismo contemporáneo. Con ella el sexo (los órganos llamados « sexuales », las prácticas sexuales y también los códigos de la masculinidad y de la feminidad, las identidades sexuales normales y desviadas) forma parte de los cálculos del poder, haciendo de los discursos sobre el sexo y de las tecnologías de normalización de las identidades sexuales un agente de control sobre la vida." (Multitudes queer.Notas para una política de los “anormales” Preciado, 2003)

El postporno abraza en su seno al Bdsm, lo visibiliza y lo aleja de conceptos como patología o desviación para hacerlo renacer desde la política de las multitudes queer, legitimando una desontologización del sujeto de la política de las identidades ("mujer", "gay", "sumiso"...) que pueda legitimar la acción política normalizadora y disciplinaria.

En definitiva el postporno pese a tener una base abiertamente feminista podría ser la base para una nueva perspectiva de estudio y análisis del Bdsm contemporáneo salvando conceptos y roles que enmascaran prejuicios institucionalizados.

Bibliografia recomendada:

Beatriz Preciado: textos online aquí o aquí