martes, 17 de junio de 2008

Larga espera arrodillado,



Larga espera arrodillado,
manos a la espalda,
unidas por unas dulces esposas,
presencian la llegada esplendorosa
de la propietaria de este sumiso.

Majestuosos pasos da a mi alrededor,
que solo me está permitido ver hacia el suelo
provocando en mí, admiración y respeto,
pues la Diosa se digna a contemplarme,
sumiso, inmóvil y expuesto.

Mi cabeza sufre un tirón,
llueven palabras amenazantes en mis oídos,
que provocan un mar de sensaciones en la mente:
miedo, no, excitación, no, es un cóctel,
que me transporta a la mas absoluta de las entregas.

Dulces azotes golpean mi cuerpo entregado.
A cada golpe me uno a ella,
a través del látigo que magistralmente
produce placer y dolor respectivamente,
a cada uno de los extremos.

Mi rendición está entregada,
mucho antes de librar esta batalla,
pues siempre deseo perder,
para entregar lo mejor de mi,
a quien se merece mi sumisión.

1 comentario:

esclau txispi dijo...

Una situació desitjada,
un poema agradable de llegir que desvetlla sensacions.